Tras el golpe de estado perpetrado en Myanmar por el Tatmadaw (fuerzas armadas), el pasado 1 de febrero, la ciudadanía busca alternativas para eludir la represión informativa al restringir el servicio de datos móviles.
La fuerte oposición ciudadana, organizada tras la detención de los líderes electos del país, continúa enfrentándose a la violencia policial y a la represión informativa. Las licencias de cinco de los medios independientes más destacados del país han sido anuladas por la junta militar y al menos 56 periodistas han sido detenidos, tres de ellos han sido tiroteados y heridos, mientras trataban de hacer fotos de las protestas.
Tras la huelga general del pasado 22 de febrero las fuerzas de seguridad han radicalizado el uso de la violencia para intentar reprimir el movimiento antigolpista con al menos 536 fallecidos.
En este contexto en el que la prensa no pueden ejercer su labor y con la población sometida a una férrea censura, los periodistas ciudadanos tratan de hacer llegar imágenes de lo que sucede sobre el terreno. Los jóvenes, nativos digitales, familiarizados con el uso de las redes sociales y la telefonía móvil, están tratando de visibilizar los enfrentamientos. Así lo pone de manifiesto The New York Times, quien destaca cómo: «los jóvenes han intervenido con sus teléfonos para ayudar a documentar la brutalidad.»
llamándose periodistas ciudadanos y arriesgando sus vidas para ayudar a documentar la brutalidad de los militares. Toman fotografías y vídeos con sus teléfonos y los comparten en línea cuando tienen acceso. Es un rol tan común ahora que se les conoce simplemente como «CJ».
Estos jóvenes, conocedores de la tecnología, están diseñando estrategias para eludir la censura impuesta sobre Internet. Sin datos móviles en el país, y como ya sucedió en las anteriores revueltas de Myanmar y en la Umbrella Revolution o la Revolución del paraguas en Hong Kong, la tecnología Bluetooth ha tomado el relevo para permitir las comunicaciones entre diferentes dispositivos, sin depender de las conexiones de las operadoras, ni de las redes Wifi.
Desde Japan Times se hacen eco de las distintas estrategias adoptadas por los jóvenes activistas, como el uso de Bridgefy, una aplicación móvil de mensajería descargada por 1,4 millones de personas en Myanmar en las primeras 48 horas posteriores al golpe de estado.
Bridgefy es una aplicación que permite enviar mensajes móviles sin necesidad de conexión a Internet. Se trata de una aplicación muy similar a FireChat, que también fue una de las aplicaciones que se utilizó en Hong Kong y en muchas de las revueltas del movimiento Occupy. Lo interesante de estas aplicaciones es que, al evitar el uso de los nodos centralizados de grandes empresas, permiten eludir la manipulación y el bloqueo de las comunicaciones.
Desde Global Voices reproducen el testimonio de varios periodistas ciudadanos relatando la contundencia de las agresiones policiales durante la protesta en Sanchaung el pasado 3 de marzo con «proyectiles de goma, hondas, bombas de humo y de sonido».
El canal de noticias WION, (@WIONews), (The World is One News), destacaba el aumento del número de ciudadanos adoptando este rol de informadores y activistas ante la imposibilidad de denunciar y solicitar la ayuda internacional de lo que se vive en el interior del territorio.
Desde Radio Free Asia, (@RadioFreeAsia), nos muestras imágenes del funeral de Kyal Sin, de 19 años, periodista ciudadana asesinada durante las protestas contra el golpe en Mandalay.