Leía con mucho interés hace unos días el lanzamiento de ‘WSJ Social‘, «un experimento de periodismo ciudadano» de esta cabecera decana del periodismo económico y empresarial en EE.UU. Me llama especialmente la atención, de la misma manera que a la fuente que consultaba, el hecho de que Maya Baratz, la responsable de nuevos productos de WSJ, lo venda, literalmente, como su apuesta «para un mundo donde Facebook es la nueva Internet«.
Aun más interesante resulta su implementación: aplicando dos máximas de la ingeniería social moderna -a saber, «hay que ir a pescar donde están los peces» y, además, proponer «soluciones tontas a problemas estúpidos«-, han reformulado todo el entorno online de su periódico para que sus contenidos sean consumidos por los lectores «dentro de Facebook«, utilizando el propio grafo social de los usuarios -el conjunto de contactos y sus conexiones- para filtrar y cualificar aquellos contenidos que sean de interés.
La idea, que expresaba Alisa Bowen, Directora General de la Red Digital de WSJ, es así de simple: «hacer llegar los contenidos de WSJ a donde está la gente«; utilizando incentivos basados en la propia comunidad, como los premios para los usuarios cuyo flujo de noticias sea más seguido, elevando, de alguna forma, a los lectores a la categoría de «editores».
La apuesta no anda desencaminada: las cifras de los analistas (p.ej. el informe de Nielsen del tercer trimestre de 2011) señalan que los internautas anglo-norteamericanos pasan la mayor parte de su tiempo (entre una quinta y una cuarta parte) en algún sitio de redes sociales o en blogs y, de hecho, pasan más tiempo en Facebook que en cualquier otro sitio web. Este hecho, siendo relevante, no lo es menos que la tendencia consolidada que señalaba otro estudio acerca del «hambre de contenidos y conectividad« que manifiestan los ciudadanos de rentas familiares más altas en EE.UU.
Obviamente, Facebook lleva tiempo anunciando su intención de disponer de una plataforma pensada para los contenidos informativos, un empeño del que aquí hemos hablado en diversas ocasiones; y de hecho ya se había acercado antes a otros grupos de comunicación, como CNN, Washington Post o Huffington Post; y aunque hay quien diría que este tipo de movimientos no hace más que agravar el ascenso que viven los nuevos «monopolios digitales», debemos dar la bienvenida a este tipo de experimentos que nos ayudan a innovar en el canal de distribución de los contenidos online.
Esta iniciativa, además de mostrar cierta evolución en una cabecera tradicional, el Wall Street Journal, que parece entender la dinámica «social» de la Red tal y como la conocemos hoy, supone la entrada de lleno, tal y como señalan en Poynter quizás un poco superficialmente, de los contenidos informativos de pago en Facebook: WSJ Social se lanza con un mes de contenidos en abierto para luego habilitar su habitual con ‘paywall‘.
En definitiva, si uno lo piensa, no está muy claro que en WSJ hayan realmente medido cuántos de sus clientes (de pago) en Internet son usuarios activos de Facebook y, además, presentan una propensión al consumo alta en ese entorno «social» que aun hoy se sigue percibiendo como «gratuito», en lo que se refiere al consumo de contenidos generalmente generados por el usuario. Es por esto que lo vamos a dejar en la categoría de «experimento», mientras seguimos comprobando la bondad de lo que no deja de ser una ¿simple? aplicación en Facebook.