Esta semana la plataforma ciudadana Qué hacen los diputados, con un año y medio de vida, ha lanzado una campaña de crowdfunding en Goteo para “desarrollar una aplicación web de código abierto que sirva para hacer un seguimiento y visibilizar, en suma, fiscalizar, el trabajo de los/as diputados/as del Congreso”. En su primer día habían conseguido el 18% (1.095€) de la financiación mínima solicitada (que asciende a 6.000 euros).
Además de la recopilación de los datos de los diputados (biografía, iniciativas, intervenciones, votaciones…) y su reutilización a través de formatos abiertos, pretenden hacer interpretaciones de los mismos en su blog, tutoriales para entender el funcionamiento del Parlamento, un libro digital con una guía básica parlamentaria, etc.
Una de las integrantes del equipo de Qué hacen, la periodista Vicky Bolaños, señalaba en una reciente entrevista que “el 15-M despertó un nuevo interés por la política y un grupo de gente nos juntamos y pensamos que hacía falta poner al Congreso en el punto de mira, porque es el órgano que legisla y ejecuta muchas de las propuestas que vienen del Gobierno, es el órgano más importante y no sabemos mucho sobre él”.
Por su parte, el periodista Juan Luis Sánchez, apuntaba en el videomagazine cultural La Caffé: “el movimiento 15M fue algo histórico, y dudo si eldiario.es existiría de no haberse producido”.
Es evidente que, a falta de pocos días para que se cumpla el segundo aniversario del 15-M, su influencia (unida al desarrollo de Internet y, sobre todo, a la desafección generada por la crisis) ha generado gran cantidad de iniciativas relacionadas con el procomún y la economía colaborativa, los bancos de tiempo y monedas sociales, la financiación colectiva y el crowdfunding, la aparición de nuevos medios y sobre todo nuevas plataformas ciudadanas que pretenden servirse de las herramientas que ofrece internet para profundizar en los mecanismos de participación ciudadana. El caso más significativo, sin lugar a dudas, es el de la 15Mpedia que ha desarrollado el Movimiento 15-M y que recoge con gran detalle todas las acciones generadas desde y en torno a su nacimiento.
La asociación británica mySociety es pionera en el desarrollo de lo que se ha venido a llamar “tecnología cívica”, soluciones que ayudan a incrementar la participación ciudadana, la calidad y cantidad de las comunicaciones entre ciudadanos y administraciones, así como la satisfacción en el uso de los servicios públicos. Destacan aquí proyectos como FixMyStreet, TheyWorkForYou, WhatDoTheyKnow o FixMyTransport.
En España algunas de las plataformas ciudadanas más reconocibles son Sueldos Públicos, nacida en marzo de 2012 (aunque surgiera como idea en 2007) y que pretende informar de los salarios de los cargos políticos a nivel local, regional, nacional y europeo; Graba tu pleno (que tiene su origen en 2007 aunque se gestara en 2010), una plataforma nacida con el objetivo de defender el derecho de cualquier ciudadano a grabar en vídeo los plenos municipales de su ayuntamiento (en abril de 2012 ya contaban con 1200 colaboradores); Cuentas claras, que investiga la financiación de los partidos o Analizo.info, una iniciativa de emprendimiento social “creada para facilitar la participación activa de la ciudadanía en procesos de análisis de información”.
A nivel profesional destacan la organización Access Info Europe (fundada en 2006, con sede en Madrid, y dedicada a promover y proteger el derecho de acceso a la información en Europa y el mundo) y la Fundación Ciudadana Civio, ambas impulsoras de Tu Derecho a Saber (que también fue financiado a través de una campaña de crowdfunding; su presupuesto óptimo era 5.700 euros y que llegó a conseguir 6.138 euros).
Civio es también la promotora de España en llamas o El Indultómetro y prepara el lanzamiento de “Quién Manda”, un proyecto financiado con 10.000 dólares por Global Integrity que pretende “reflejar visualmente los vínculos y relaciones de influencia que se producen entre personalidades políticas, altos cargos del Estado, agentes económicos y comerciales, autoridades judiciales, grupos de comunicación y otros estamentos clave y colectivos de interés para empezar a crear un mapa del poder en España”.
En Europa, con una filosofía similar encontramos Diritto di Sapere (Italia), Regards Citoyens (Francia) o Fair Play Alliance (Eslovaquia); en América del Sur, Transparência Hacker (Brasil), la Fundación Ciudadano Inteligente (Chile) o D.A.T.A. (Uruguay) y en Estados Unidos, la Sunlight Foundation que se inició en 2006 con un presupuesto de 3,5 millones de dólares gracias a la donación de Michael Klein y que en la actualidad cuenta con el apoyo del Poynter Institute, Google, Ford Foundation, O’Reilly Media o GitHub.
La Knight Foundation publicó en el mes de marzo los 40 semifinalistas de su convocatoria News Challenge On Open Gov dotada con cinco millones de dólares. Los proyectos tenían que responder a la siguiente pregunta: ¿Cómo podríamos mejorar la forma en la que ciudadanos y gobiernos interactúan?
Todos estos ejemplos nos demuestran que no han cambiado los valores democráticos, sino los mecanismos de participación ciudadana y que con ellos se había profundizado en el propio concepto de democracia. Como afirman desde Qué hacen los diputados, “Y tú, ¿te animas a formar parte de este parlamento ciudadano?”.
Imagen | Flickr de Jesús Solana (Licencia Creative Commons)