En la segunda parte de nuestra entrevista con Víctor Sampedro, Catedrático de Opinión Pública y Comunicación Política en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, sobre su nuevo libro: «El Cuarto Poder en red. Por un periodismo (de código) libre», nos asomamos a otros tipos de «periodismos», en donde se dan cabida numerosas opciones que participan, en la actualidad, de otra forma de enteder la comunicación y las sociedades interconectadas. Periodismo abierto, visualización de datos, lmacro-filtracioneso o periodismo de denuncia, en donde periodistas y ciudadanos colaboran en aras de la información veraz, son algunas de las claves que nos ofrece Sampedro:
PC- Frente a la crisis de los medios de comunicación, reivindicas en este libro un periodismo de código abierto y libre. Cuales consideras que son los principales obstáculos con los que se está encontrando este tipo de periodismo.
VS- Muchos, pero ninguno de ellos insalvable. El periodismo de código abierto y libre tiene consecuencias muy profundas. Requiere y acarrea cambios de enorme calado. El periodismo abierto demuestra su veracidad, adjuntando a la información los registros completos que la avalan. Por ejemplo, toda visualización de datos va ligada a los documentos e informes. Y las entrevistas, a la transcripción entera de la grabación. No existe ningún impedimento técnico ni económico para hacerlo.
Al contrario, la rentabilidad es obvia. Ofrece al lector no solo poder contrastar las noticias, sino aportar nuevos enfoques y análisis. Y la empresa (o el periodista freelance bloguero) pueden ofrecer la documentación a un precio determinado. No es una idea peregrina, sino una fuente de ingresos para publicaciones de éxito como ProPublica, Los obstáculos son las fuentes y los medios que acumulan un enorme poder. Con favores mutuos deciden de forma oportunista y lucrativa lo que sabemos y lo que no. En España Jordi Pujol se permitió decirles a los periodistas «Este tema no toca» durante tres décadas. Finalmente, supimos que el tema era su patrimonio personal y familiar.
PC- Qué opinas sobre la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual, y en particular sobre la aprobación del gobierno del canon AEDE, que pretende conseguir que paguemos por enlazar información.
VS- La pregunta me permite añadir lo que sería el periodismo de código libre, además de abierto. Por libre no queremos decir gratis. Al contrario, la libertad se paga a un precio muy alto. Para tener una Prensa libre la hemos de costear. Las micro-donaciones impiden el control de un solo donante. Y las suscripciones implican una confianza que se traduce en pagos, realizados antes de recibir la información. Pagas porque sabes que la necesitas para conocer y defender tus intereses.
Asegurado lo anterior, nada impide que (con embargos temporales o sin ellos) toda la información acabe teniendo código libre. Es decir, que pueda ser difundida, modificada y empleada por cualquiera y con cualquier fin. Así convertimos la información privada (legítima y necesaria) en bien público, una vez extraída su rentabilidad. Las leyes a las que aludías son obsoletas tecnológicamente, criminalizan prácticas sociales muy extendidas y resultan ruinosas para el conocimiento colectivo y la innovación. Las promulgan quienes defienden unos modelos de negocio vetustos, por inercia, incompetencia e ignorancia. Ocultan su incapacidad y retrasan su extinción presionando a los Gobiernos, de los que acaban siendo rehenes. Y representan los intereses de una casta de empresarios «culturales» ligados al poder, amamantados por él desde antaño. Recordemos el reciente cambio de tres directores de diarios españoles. Una medida simultánea a las tasas Google o AEDE, y las ayudas aprobadas para los medios privados.
PC- En periodismo ciudadano hemos hablado de Fíltrala, una plataforma puesta en marcha por una parte del equipo de Assange, se podría considerar un ejemplo de ese periodismo de código abierto y libre que defiendes.
VS- Me sorprenden quienes afirman que WikiLeaks fue derrotada. Sigue funcionando en contra de todos los gobiernos y ejércitos del mundo. Y su modelo está más vivo que nunca. Fíltrala es un magnífico ejemplo. Retoma las macro-filtraciones y vincula la plataforma a ciudadanos y a determinados medios, para así formar desde el inicio una Red de contrapoder. Se asegura la afinidad de los medios con un periodismo de denuncia, entendido como deber cívico, de quienes manejan la información; ciudadanos que gestionan bases de datos y periodistas que las publican. Y, por otra parte, determinadas organizaciones sociales se encargan de que la información tenga impacto político e institucional. Nada de esto es casual. El libro señala la conexión del 15-M y los hacktivistas españoles con el apoyo a WikiLeaks, Assange… y con algunos gobiernos progresistas en búsqueda de una economía del bien común. Pero esto ya es otro tema…
PC- «Los medios privados han equiparado la libertad de prensa y de empresa. Supeditan el derecho de expresión al negocio». Esto significa que este periodismo de código abierto también plantea un nuevo modelo de negocio con un tipo de rentabilidad distinta.
VS- Sí, hemos de dar con un modelo sostenible y abandonar el afán de lucro, la codicia que nos han llevado al desastre encadenado: precarizar a los trabajadores y degradar la oferta, pulverizar la confianza social en la profesión y lograr así su consecuente desvalorización. Sostenible quiere decir que sólo busca el dinero necesario, el justo, para salvaguardar la autonomía del profesional y la empresa. Y un periodismo mancomunado, de la información entendida como bien común, exige colaboración económica y participación ciudadana. Sabemos que no hay suficiente gente como para pagar por información política de gran calidad. Nunca será rentable económicamente y, por eso, hay que sostenerla con otras secciones, formatos y actividades que den ingresos suficiente. En este sitio paráis de aportar ejemplos de cómo intentarlo con éxito. Ha llegado el momento de hacerlo, intentarlo, personal e institucionalmente, cada uno de nosotros y las fuerzas políticas que creemos. Más que nada, porque en la senda actual, los periodistas convencionales parecen lemmings abocados al abismo. Corren detrás de trabajos precarios que degradan aún más a la profesión.
PC- Aún así señalas que «hay razones para el optimismo, pero que no las encontraremos en los medios convencionales»…
VS- Exagero, para servir de acicate. De ningún modo, quiero desanimar ni desacreditar globalmente. Resulta increíble todo lo que hemos construido en los últimos años. La agenda institucional y los marcos de discurso de la Transición han sido desbordados. No superados, pero sí rebasados por nuevos temas y enfoques, mucho más ligados a la sociedad civil. Fíltrala se conecta de forma directa a cuatro medios que son sociedades limitadas de periodistas o cooperativas asamblearias. Sus promotores tienen el ADN del 15M. Se ha inoculado y extendido viralmente entre la ciudadanía. Muchos sectores profesionales y organizaciones cívicas sirven ahora de fuente y promueven la sanción política y judicial de comportamientos antes normalizados. Y cada día surgen periodistas (jóvenes y reciclados) que han asumido que no les queda otra que hacer aquello que siempre proclamaron: servir al público. Ya no como cliente, porque ha dejado de serlo. Ni como objetivo publicitario, porque ya no lo es: no tiene capacidad suficiente de consumo. Le queda dirigirse a la ciudadanía como colaboradora imprescindible y ganarse su credibilidad: el único capital que garantiza la existencia de esta profesión.
Puedes leer la primera parte de esta entrevista aquí.
Imagen: Iosune Garayoa, bajo licencia CC.