La noticia corre por la Red y los medios, incluido el New York Times, desde que hace unos días un juez federal de San Francisco ordenó el cierre de un sitio web, Wikileaks,org.
La medida, calificada en muchos de esos medios como un acto de censura impensable en aquel país y atentatoria contra sus principios constitucionales, respondía a la denuncia de un banco suizo, el Julius Baer, que había visto como algunos de sus documentos internos y confidenciales, en los que al parecer se desvelan las prácticas de su filial en las Islas Caimán para el blanqueo de dinero o la evasión de impuestos, entre otras, aparecían publicados en Wikileaks.
Como se puede leer en The Guardian y ha sido destacado por especialistas como David Ardia, del Citizen Media Law Project de la Universidad de Harvard, tanto el banco como el juez han actuado con cierta ingenuidad, desestimando el alcance e idiosincrasia de Internet, y la prohibitiva medida sólo ha conseguido extender la difusión de esos documentos y multiplicar la presencia de Wikileaks, que aún se puede seguir consultando en otra dirección alternativa o con el propio nombre Wikileaks bajo dominios territoriales de Bélgica (http://wikileaks.be/), Alemania (http://wikileaks.de) o las Islas Christmas (http://wikileaks.cx).
Así definen en el propio sitio de Wikileaks su actividad:
Wikileaks desarrolla una versión no censurable de Wikipedia para la publicación masiva y el análisis de documentos secretos («Leaks»), manteniendo a sus autores en el anonimato (leaking = hacer pública alguna información sin contar con autorización o aprobación oficial, a pesar de los esfuerzos para mantenerla en secreto). Nuestro principal interés se centra en los países con regímenes totalitarios como China, Rusia, la Eurasia Central, el Próximo Oriente y África Subsahariana. No obstante, nosotros cooperamos también con todos aquellos que quieran desvelar comportamientos no éticos por parte de sus gobiernos y empresas.
El anónimo suministrador de los documentos sería en este caso, según alegaciones del propio banco en el juzgado, un antiguo empleado descontento, quien los habría robado y subido a Wikileaks para lanzar una campaña de desprestigio contra su ex empresa.
Como sea, lo más comentado y puesto en discusión estos días es esa decisión judicial de ordenar el cierre total de un medio, en este caso una web.
Aunque en Wikileaks no parecen rendirse fácilmente, y han creado un nuevo blog, WikiLeak.org, donde debatir a fondo sobre este asunto.
Vía | Scoop