Los medios han evolucionado. Es una realidad que no podemos negar, ya que se han producido muchos cambios a lo largo de la historia periodística. Tanto los formatos como los soportes se han reinventado para albergar un oficio de capa caída, pero que encuentra en estos nuevos medios una salida para capear la profunda crisis del sector.
Me voy a centrar en dos aspectos que considero importantes. Por una parte, el nuevo lenguaje que se ha ido creando, más acorde con estas nuevas formas de hacer periodismo. Y por otra, las iniciativas que han surgido poco a poco en los últimos años, iniciativas ciudadanas que se nutren de este nuevo lenguaje para mantener al día a la sociedad actual.
A partir de un artículo de Judith González me he planteado la cuestión de si existe realmente una “nueva gramática” periodística. Es decir, si existe un manual de cómo escribir en los nuevos medios, al igual que existen manuales de estilos para los principales diarios españoles. Y a decir verdad, sí creo que se ha reinventado la forma de escribir. La llegada de los blogs y de los diarios digitales han hecho que se busque otra forma de contar las noticias, de una forma más breve y concisa. Adiós a las parrafadas inmensas en letra 10. Hola a los hipervínculos y a los contenidos accesibles y sencillos. Porque sencillez no es sinónimo de mala calidad. Simplemente hay que buscar un equilibrio entre ambas para facilitar la comprensión al lector y/o usuario.
La autora se plantea en el artículo 15 preguntas sobre las nuevas formas de escribir, como por ejemplo si escribir en Internet nos hace escribir peor o si es muy complejo hacerlo para una audiencia global. En realidad, todo eso se resume de una manera simple: el nuevo lenguaje que usamos en plataformas como esta es un lenguaje más directo. Se busca mayor accesibilidad, más vistosidad y organización. Frases cortas que faciliten la comprensión e imágenes y vídeos que apoyen lo escrito. La hipertextualidad y los contenidos multimedia son clave en esta nueva manera de redactar que busca llegar a todos. Por lo tanto, se han dejado atrás los artículos interminables que se podían leer únicamente (los afortunados que no trabajaban) los domingos tras el desayuno. Ha surgido una nueva forma de escribir y debemos ser conscientes de ello. No es mejor ni peor. Simplemente distinto.
Y este nuevo lenguaje es también pieza clave en diversas iniciativas. Tuve la suerte de escuchar una conferencia sobre algunas de ellas, más independientes de los medios tradicionales.
Descubrí en mayor profundidad el concepto de periodismo sin ánimo de lucro. Esto no significa que estas fundaciones vivan del amor al arte, sino que los beneficios que obtienen se reinvierten directamente en la propia fundación. Estas iniciativas que ponen en marcha un pequeños grupo de personas, periodistas o no, buscan un mayor pluralismo social y acercar al ciudadano de a pie a la verdad. Es decir, contar la verdad sin estar sometidos a ninguna ideología concreta. Y estos nuevos medios se sustentan en un comienzo gracias a las aportaciones de la sociedad, en mayor o menor medida. Son por lo tanto un verdadero medio ciudadano, ya que gracias a cada una de las aportaciones ellos pueden ofrecer contenidos de mayor calidad. (Si queréis saber más, echadle un ojo, o dos, a Civio).
Hay que tener en cuenta que estos nuevos medios han experimentado un profundo cambio. Ya no son necesarias brutales inversiones para montar un periódico, pero con eso no quiero decir que con hacer un blog se esté haciendo periodismo. Tiene que haber una mezcla de contenido, economía y tecnología para que se sustente. Además, viven en constante actualización y son realmente flexibles, por lo que las diferencias entre blog y periodismo todavía están latentes.
Cada día escuchamos que este sector se está reconvirtiendo. Y como el lenguaje, no es mejor ni peor. Simplemente una forma distinta de hacer periodismo. Juanlu Sánchez nos dijo que “no podemos tener nostalgia de algo que no hemos vivido”. Y creo que eso es una gran verdad, ya que no debemos estancarnos en el pasado.
Carpe diem.
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