La ocasión propicia para comprobar ese escepticismo ha sido una gira por universidades británicas de Erik Sundelof, cofundador de AllVoices, organizada para acercar ese medio a los estudiantes de periodismo y buscar su participación.
La gira estuvo precedida de un contacto con Paul Bradshaw, quien cuenta en Online Journalism Blog algunos pormenores de esa visita y explica que de sus reticencias iniciales pasó finalmente a tener una mejor opinión de Sundelof y AllVoices, aunque no por ello deje de mostrar su desacuerdo con la estrategia de captar estudiantes para aportar contenidos a un medio ciudadano.
Frente al planteamiento de Erik Sundelof, intentando persuadir a los estudiantes de que publicar noticias en AllVoices les puede resultar beneficioso, incluso de cara a conseguir un posterior empleo, Bradshaw mantiene que esos estudiantes no son periodistas ciudadanos, sino que aspiran a ser periodistas profesionales, y que el simple hecho de publicar en AllVoices no les facilitará la incorporación laboral a ese mundo del periodismo profesional que es su objetivo.
Pero más allá de estas opiniones, han sido los mismos estudiantes quienes han planteado sus propias dudas, particularmente tras la explicaciones de Sundelof sobre el sistema automático de filtrado de noticias en AllVoices.
Preguntas como qué ocurre si alguien sube una noticia falsa o es un relaciones públicas que busca beneficiar a su cliente o cómo se contrasta la identidad de los usuarios muestran esa desconfianza de los estudiantes ante un sistema en el que desaparece la tradicional figura del editor.
Aunque quizá la cuestión más peculiar, también planteada, sea ésta: ¿qué pasa si la persona que escribe es un terrorista?
Vía | The Industry Standard