El pasado 21 de diciembre se difundía la noticia. Tan sólo unos días después de ser incorporado a la tienda de iTunes, Apple retiraba de la venta una aplicación no oficial de Wikileaks para iPhone y iPad, mediante la que se podía seguir la cuenta en Twitter de Wikileaks y consultar lo publicado en su web.
La aplicación en sí ya había generado cierta polémica. Programada por el ruso Igor Barinov, sin relación alguna con Wikileaks, tenía un precio de 1,99 dólares. Algo que a mucha gente le parecía contraproducente -ya que estaba dedicada a publicar algo que se consigue gratuitamente en la Red- y alimentaba la sospecha de cierto interés de lucro por parte del programador.
Barinov respondió a estas críticas alegando que su intención era donar a Wikileaks un dólar de cada aplicación vendida. Y sobre su decisión de crearla, explicaba que estaba interesado en los documentos con informaciones relacionadas con los ovnis.
Pero pronto las razones del programador y lo creíbles o no que éstas puedan resultar perdieron peso en esa polémica surgida. Apple decidía retirar de su tienda la aplicación sin dar muchas explicaciones y la atención que había provocado se dirige ahora hacia esa compañía y las sospechas de censura, en línea con las decisiones de otras empresas -entre ellas Amazon, Visa, Mastercard y PayPal- de dejar de prestar sus servicios a Wikileaks.
Según Barinov, desde Apple le explicaron que la razón para eliminar su aplicación es que violaba dos de las normas establecidas para los programadores:
- Cualquier aplicación que sea difamatoria, ofensiva, mal intencionada o que pueda colocar a un individuo o grupo en peligro será rechazada.
- Las aplicaciones deben cumplir con todos los requisitos legales en todos los lugares donde están disponibles para los usuarios.
Estos son, en teoría, los motivos de Apple. Alegaciones que no convencen a mucha gente y han llevado a esa acusación de censura que incluso algún diario incluía al informar sobre la retirada de la aplicación.
Por otra parte, nada impide consultar los contenidos que mostraba la aplicación desde esos mismos dispositivos portátiles de Apple, iPhone y iPad, simplemente usando el navegador para acceder a ellos en Internet. No parece pues que lo censurado sean tanto los contenidos como la propia aplicación. Sean cuales fueren las verdaderas razones tras la decisión de eliminarla.
Así las cosas, ¿pretende realmente Apple censurar a Wikileaks? ¿O es que en este caso nos hemos dejado llevar apresuradamente -también algunos medios- por esa corriente que convierte en sospechoso todo aquello que no colabora en la mitificación incondicional de esa organización?