Desde el lanzamiento por parte de Facebook de una página especialmente dirigida a periodistas, Journalists on Facebook, parecía quedar clara la apuesta de esa red social por ser «la red del periodismo» por excelencia. Hacia ese fin se han dirigido desde entonces diversos esfuerzos desde la propia red, y fuera de ella, en blogs y medios, han sido múltiples los artículos publicados explicando las diferentes vías de utilización y aprovechamiento de Facebook para las labores periodísticas.
Pero frente a ese entusiasmo con que algunos han recibido la iniciativa de la red social hay también quienes encuentran que no todo son ventajas para los periodistas, que a los tan difundidos pros pueden argumentarse algunos contras.
Scott Rosenberg es uno de ellos, y argumenta sus dudas en «Why journalists should think twice about Facebook»:
Todo lo que los periodistas están haciendo hoy en Facebook –hacer participar a los lectores en la conversación, solicitar fuentes, encuestar a los usuarios, publicar el material «detrás de la noticia»– es algo que podrían hacer fácilmente en sus propios sitios web. ¿Entonces por qué lo están haciendo en Facebook?
El propio Rosenberg ofrece la respuesta obvia a su pregunta, recordando lo que Vadim Lavrusik –el periodista contratado por Facebook para estar al frente del proyecto– no ha dejado de repetir: «porque es donde está la gente».
Esa sería la ventaja más evidente, de la que se derivan otras que Rosenberg no deja de citar en su artículo. Pero también manifiesta una inquietud que en su opinión deberían tomar en consideración los medios que se lanzan al uso incondicional de Facebook:
Hoy Facebook es una compañía privada que es casi seguro que va a vender acciones al público en poco tiempo. Tendrá la presión de hacer informes de ganancias trimestrales para entregar a los inversores. Está a cargo de gente muy joven que nunca ha tenido que hacer frente a esos asuntos de negocio. Por el momento, parece estar tratando de funcionar como una plataforma pública neutral y abierta; sus retoques constantes y replanteamiento del diseño y funcionalidades de sus servicios puede ser exasperante, pero hasta ahora han tendido a conducirse por un impulso de «servicio al usuario».
Eso no va a durar para siempre. Hay un montón de gente esperando para sacar provecho del éxito de Facebook, y ellos esperan que la compañía cumpla con su inevitable destino y «rentabilice» las relaciones que estamos construyendo en sus páginas.
Kate Gardiner, en un artículo para Poynter, «Should publishers be running towards Facebook or away from it?», centra su reflexión en Facebook Insights, el servicio de estadísticas de Facebook:
¿Qué le sucedería a usted, el editor, en el caso de que Facebook compartiera todos sus datos demográficos con sus competidores o el público en general? Es poco probable pero no imposible. El escenario más probable: Facebook le hace pagar por los botones de compartir o por Insights –en definitiva, por el acceso a la audiencia que usted ha ha construido. Y de la que usted ahora ya depende.
Si usted vende publicidad o recibe ingresos con base en el número de interacciones de Facebook previsibles y esa fuente se corta, ¿dónde quedará su sitio web?
Peter Lauria, en «Facebook: Journalists’ friend or foe?» para CNNMoney, incide en los intereses que Facebook tiene en su acercamiento al periodismo:
La motivación de Facebook para incluir medios en su News Feed no es pura pasión por el periodismo. La compañía reconoce que comprendiendo qué artículos leen y recomiendan sus usuarios podrán anticiparse a sus intereses y necesidades (y, claro está, servir publicidad más relevante).
Más importante aún, mucha gente cree que Facebook ve las noticias como una forma de ampliar el «gráfico de interés», una red de personas que comparten los mismos intereses pero no son necesariamente amigos.
Lo que no está claro todavía –señala el articulista– es si todo eso se traduciría también en ganancias para los medios que aportan los contenidos. Una cuestión a la que Vadim Lavrusik no sabe contestar sino con un «todo es posible», escudándose en la juventud del proyecto para no hacer más aclaraciones. Algo que deja franco el camino a cualquier especulación:
Facebook puede querer una parte de ingresos por dirigir el tráfico a los sitios de noticias de los medios. La compañía dijo que no cobraría a los desarrolladores de aplicaciones como la empresa de juegos Zynga, pero les ha obligado a utilizar los créditos de Facebook en lugar de sus sistemas de cobro –esencialmente gravando a los desarrolladores por utilizar su plataforma. Del mismo modo, Facebook podría requerir a los medios que cobren por el acceso, el New York Times o el Wall Street Journal, que los usuarios generados a través de Facebook pagarían en créditos de la red. Lavrusik se ha referido a esta posibilidad como una «idea interesante».
Todas éstas son algunas de las dudas que despierta la iniciativa de Facebook, aunque por otro lado, como predice Johnathan Stray en artículo para el Nieman Journalism Lab, puede que el futuro del periodismo pase inevitablemente por ser multiplataforma y la integración con Facebook –un lugar donde está la audiencia y es fácilmente accesible desde cualquier dispositivo– sea asimismo ineludible.