Uno de los ámbitos en el que el periodismo ciudadano sigue consolidando su eficacia está relacionado con las labores de vigilancia del poder. Desde Zocalo Public Square señalan cómo esta función, que hasta el momento había recaído en los medios tradicionales, está siendo desempeñada cada vez más por los periodistas y medios ciudadanos.
esta afirmación se sustenta, en parte en los datos extraídos de un estudio del Reino Unido sobre «La calidad e independencia del periodismo británico», de Justin Lewis, el Dr. Andrew Williams, el profesor Bob Franklin, el Dr. James Thomas y Mosdell Nickque, que «muestra cómo mas de la mitad de los artículos de los periódicos británicos están, al menos en parte, basados en comunicados de prensa».
A pesar de estos datos, afirma Pamela Behrsin, la labor de vigilancia del periodismo sigue vigente aunque, de otro modo. Frente a unos medios de comunicación con menos personal, menos dinero, y un problema de imagen con los jóvenes que describen las noticias como «basura, mentiras, propaganda unilateral, repetitiva y aburrida», el periodismo de vigilancia aparece estrechamente unido a Internet como un nuevo proceso «distribuido y colectivo, producto de la colaboración entre los periodistas y la audiencia.
Internet y las nuevas herramientas digitales han trasformado este proceso y encontramos numerosos ejemplos de ello en PC, como por ejemplo Ushahidi, una herramienta que en entrevista con uno de sus fundadores, David Kobia, @dkobia, definía como: «una herramienta para democratizar e incrementar la transparencia, esencialmente, tratando de empoderar a los ciudadanos para contar sus propias historias”.
En PC podéis encontrar numerosos ejemplos de cómo la participación ciudadana está implicándose cada vez más en estos procesos de vigilancia del poder como: el proyecto del blogger y periodista Paul Bradshaw, HelpMeInvestigate.com, Spot.us o “Stimulus Spot Check”, un proyecto para valorar los progresos reales que están logrando una serie de proyectos, relacionados con el transporte, incluidos dentro del plan de estímulos económicos de la administración Obama.
Durante la primavera árabe, Andy Carvin estratega de medios sociales en NPR en Washington, @acarvin, se convirtió en un informador clave en Twitter. Carvin estuvo twitteando, sin descanso siete días a la semana, a menudo hasta 16 horas al día para ofrecer a través de su cuenta en Twitter, un seguimiento de los acontecimientos fundamental, dando un valioso ejemplo de colaboración entre periodistas es lo que el periodismo vigilante parece que en el siglo 21.
Pamela Behrsin, Vicepresidenta de Comunicaciones, de MapLight, destaca las declaraciones del escritor Clay Shirky, publicadas en la revista Columbia Journalism Review, en las que habla de una serie de nuevas organizaciones de vanguardia sin fines de lucro entre las que están The Smoking Gun, Homicide Watch, ProPublica y MapLight, con cuyo trabajo están creando nuevas posibilidades para el periodismo de alta calidad, al ocuparse de recopilar los datos necesarios para verificar una información que el periodista tradicional no tiene tiempo de realizar, permitiendo así la continuidad del periodismo de investigación.
Un ejemplo de esto lo vemos en la reciente iniciativa MapLight Money and Politics Data Set, en donde podemos ver todas las contribuciones a las campañas federales de la Comisión Electoral Federal.
Las labores del periodista tal y como las entendíamos hasta ahora, están cambiando a gran velocidad y es fundamental para salvaguardar la veracidad de la información que sepamos adaptarnos a estos cambios, utilizando todos estos recursos a nuestro alcance para conseguirlo.