La organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) anunció la puesta en marcha de una campaña internacional «Pekín 2008» para denunciar el «cinismo» de las autoridades chinas, que se niegan a poner en libertad al centenar de periodista y ciberdisidentes detenidos, y a mejorar la libertad de expresión.
El 13 de julio de 2001, el Comité Olímpico Internacional (COI) designaba a Pekín para la organización de los Juegos Olímpicos de verano de 2008. Paralelamente, la policía china intensificaba la represión contra los elementos subversivos de la sociedad, y entre ellos los internautas y los periodistas. Seis años más tarde no ha cambiado nada y a pesar de la falta de progresos significativos en materia de libertad de expresión y derechos humanos en China, los miembros del COI permanecen sordos a los repetidos llamamientos de las organizaciones internacionales, que denuncian la magnitud de la represión.
Desde el principio, Reporteros sin Fronteras se pronunció en contra de la concesión de los JJOO a Pekín, contra los que tiene abierta una campaña. Cuando falta un año para la ceremonia de apertura, la organización recuerda que el gobierno chino sigue considerando a los medios de comunicación y a Internet como uno de los sectores estratégicos, que no deben abandonarse a las “fuerzas hostiles” denunciadas por el presidente Hu Jintao. El departamento de policía, el de la seguridad pública y la ciberpolicía, bastiones de los conservadores, se encargan de hacer que se aplique escrupulosamente la censura.
En el transcurso de estos últimos siete años no ha disminuido la represión a periodistas y ciberdisidentes. Y todo hace pensar que va a continuar. El COI ha encargado al régimen chino una tarea que va a cumplir con celo : “organizar unos JJOO seguros”. Para Pekín, eso significa más detenciones de disidentes, más censura y ningún movimiento de contestación social.
Actualmente, en China hay encarcelados al menos 30 periodistas y 50 internautas. Algunos desde los años 80. El gobierno bloquea miles de sitios informativos de Internet. Se interfieren los programas en chino, tibetano y uigur de una decena de radios internacionales. Tras los sitios de Internet y los foros de discusión, las autoridades se concentran ahora en los blogs y los sitios que permiten el intercambio de vídeos. Todas las herramientas de blogs del país incluyen filtros que bloquean las palabras clave que los censores consideran “subversivas”. La ley sanciona fuertemente la “divulgación de secretos de Estado”, la “subversión” y la “difamación”, acusaciones que frecuentemente se utilizan para silenciar las voces más críticas.
Reporteros sin Fronteras pide a los Comités Olímpicos nacionales, al COI, a los atletas, a todos los aficionados al deporte y a los defensores de los derechos humanos, que manifiesten públicamente su preocupación frente a las innumerables violaciones de todas las libertades fundamentales en China Popular.