«Ante la crisis de los medios impresos muchos se preguntan hacia dónde evolucionará la prensa escrita. ¿Serán en verdad internet y sus proyectos ciudadanos los que reemplazarán a las revistas y periódicos? ¿Serán los enfoques de barrio los que primarán sobre los grandes temas?»
Con esa entradilla comienza «La aldea global», un artículo de Catalina Holguín para la Revista Arcadia de Colombia en el que lanza una mirada al fenómeno del periodismo ciudadano deteniéndose en lo que ya se ha convertido en una de sus principales expresiones, la información hiperlocal.
Muestra Holguín algunos ejemplos de ese periodismo hiperlocal, que define como «una encarnación del periodismo ciudadano», integrados en medios tradicionales, como es el caso de la iniciativa The Local, del New York Times. Y no deja de reseñar las polémicas y matices que aún rodean al periodismo ciudadano:
En un artículo en la revista The New Yorker, Lemann (decano de la escuela de periodismo de Columbia University) se pregunta: “¿Es internet una simple válvula de escape, un salón de rechazados, o un espacio donde se produce información original más allá de la opinión y el comentario?”. En su opinión, el periodismo ciudadano funciona en la medida en que los ciudadanos cubran las historias de su localidad ignoradas por los grandes medios. No obstante, al comparar la algarabía de tantos sobre las maravillas del periodismo ciudadano con las notas producidas por estos “periodistas”, Lemann se pregunta sorprendido: “¿Esto es lo que causa tanta sensación?”. A pesar de las diferencias de opinión, periodistas y analistas de medios coinciden que es imperativo experimentar, cambiar el modelo de negocios de los medios y correrles la banca a los monopolios de la información.
También analiza el fenómeno en el mundo hispanohablante, donde se está multiplicando, y destaca dos iniciativas dentro de Colombia: ConVerGentes, proyecto hiperlocal de la Loma de San Javier, y Full Producciones, otro proyecto similar que documenta la vida cotidiana en la Comuna 13, ambas en Medellín.
Cita a Andrew Keen, autor de «El culto del aficionado» y conocido detractor de la cultura internauta y, en una posición más comedida y sensata, a Charlie Beckett, director del Instituto de investigación y debate sobre el periodismo de London School of Economics, que pertenece al grupo de optimistas que apuestan por una fusión entre periodismo tradicional, periodismo ciudadano y nuevos medios, lo que viene a denominar «periodismo interconectado»:
El periodismo interconectado es aquel que usa plataformas sencillas para la lectura y publicación de contenidos, usa inteligentemente el formato web para la escritura, aprovecha la participación del público desde el comienzo de la noticia, se vale de los métodos del periodismo tradicional y se apoya en herramientas periodísticas como MediaCloud y AlertNet de la agencia noticiosa Reuters. Este último es un portal especializado en crisis humanitarias donde el usuario puede encontrar directorios de contactos, gráficas interactivas, tendencias en la cobertura de crisis humanitarias y módulos de entrenamiento en línea para cubrir crisis humanitarias. MediaCloud, por otro lado, es un ambicioso y muy reciente proyecto de Harvard que archiva, recupera y analiza masas de noticias, opiniones y blogs, dando respuesta cuantitativa a las preguntas más sonadas en torno al periodismo: ¿Los blogueros crean o recrean las noticias? ¿Están funcionando los nuevos modelos de producción y de negocios en esta época de crisis?
Como ejemplo en Colombia de ese periodismo interconectado habla Holguín de La Silla Vacía, un periódico político nacido en la red y para la red orientado a «revelar quiénes definen el destino del país y generar un debate pluralista sobre la actualidad política». Según su directora, Juanita León, «es necesario romper el monopolio de la información» y acabar con la «falsa nostalgia» que algunos sienten, al menos en Colombia, por el periodismo tradicional.
Y concluye Holguín:
Con La Silla Vacía se abre entonces en Colombia un muy necesario espacio independiente justamente cuando los grandes medios a su alrededor reducen nóminas, confirmando así la sentencia de Shirky: «La sociedad no necesita periódicos. Lo que necesitamos es periodismo».
Vía | Revista Arcadia