El proyecto, para una ley de libre circulación de la información, se viene debatiendo desde hace meses con el asunto de a quién debe defender en discusión.
La cuestión se centra en una polémica ya antigua y recurrente cuando se habla del fenómeno del periodismo ciudadano, y es la diferenciación entre éste y el periodismo profesional. O más concretamente la precisión sobre qué es periodismo y quiénes pueden ser considerados periodistas.
Ya en la tramitación del proyecto de ley en el Congreso de Estados Unidos se apuntaba la intención de restringir el alcance de la ley a los periodistas profesionales, aunque es en su paso por el Senado donde la redacción del texto pretende dejar bien claro ese aspecto.
Aunque algún senador como Arlen Specter (en la foto) parecía dispuesto a que la ley protegiera los «actos de periodismo» y no a los «periodistas», lo que dejaba la puerta abierta a la inclusión de bloggers y periodistas ciudadanos bajo esa protección, una enmienda presentada por la senadora Dianne Feinstein, en su nombre y el del también senador demócrata Richard Durbin, propone correcciones que especifiquen que la ley afectará exclusivamente a los periodistas profesionales.
Según esa enmienda, un periodista queda definido como alguien que:
(iii) obtiene la información demandada mientras trabaja como empleado asalariado de, o contratista independiente para, una entidad—
(I) que distribuye información impresa, por señal aérea, por cable, por satélite, mecánica, fotográfica, electrónica u otros medios; y
(II) que—
(aa) publica un diario, libro, revista u otra publicación periódica;
(bb) opera una estación de radio o televisión de señal aérea, en cadena, por cable o satélite, o un canal o servicio de programación para cualquier estación, red, sistema o proveedor;
(cc) opera un servicio de programación; u
(dd) opera una agencia de noticias o servicio de teletipo;
Una estricta definición de las personas protegidas por la ley que no sólo excluye a bloggers o periodistas ciudadanos, sino que también lo haría con los estudiantes de periodismo, algo todavía menos comprensible. Y que, aún dentro del periodismo profesional, parece redactada para la exclusiva protección de los periodistas de los grandes medios.
Si algo ha conseguido esta enmienda es hacer coincidir en su contra a representativos bloggers de la izquierda y la derecha políticas. En una cosa están de acuerdo: tal y como se pretende formular, esa ley es una mala ley.
Vía | Wahington Examiner
Imagen | Flickr de la musicFIRSTcoalition