El Huffington Post se ha convertido, desde su nacimiento en la primavera de 2005, en un caso de estudio que establecía un precedente exitoso de un modelo remunerado económicamente para blogueros y periodistas amateurs. Ya hemos recogido aquí antes las declaraciones de Arianna Huffington, fundadora de este proyecto y convertida en editora jefe del nuevo ‘The Huffington Media Group‘ tras la adquisición del medio original por parte de AOL.
Ahora la noticia que leemos en diferentes fuentes es el lanzamiento de una línea de e-books por parte del conocido como ‘HuffPost‘. Si bien no sorprenden en absoluto este tipo de movimientos para ampliar negocio de un grupo recién admitido en la disciplina financiera de un gigante como AOL, también es cierto que refleja cierta tendencia en el sector, aumentando la diversidad y el número de canales digitales por los que distribuir sus productos.
El análisis vertido en Poynter apunta a otras iniciativas similares de The Boston Globe, The New Yorker o The New York Times. Se trata de proyectos editoriales de bajo coste, puesto que generalmente implica poco más que la puesta en contexto y la maquetación de una serie de piezas y recursos periodísticos previamente documentados por sus autores sobre temas de cierto alcance; y aunque el retorno económico no es muy alto -ya que se venden por precios del orden de los 5 USD- son ediciones con un bajo riesgo y una rápida aceptación entre los lectores. El primero de lo que prometen ser más títulos, «A People’s History of the Great Recession«, se debe a Arthur Delany y se distribuye en Amazon, Barnes & Noble y Kobo por 4,99 USD.
Por otro lado, tal como apuntan el propio Delany o Arianna Huffington, es un movimiento que afecta en cierta forma a la credibilidad del proyecto: «demuestra que Huffington Post está haciendo periodismo de verdad» dice el primero porque «la gente siempre dice que se trata de agregación de noticias y blogueros no remunerados; pero no es así, es más que eso» afirma convencido; mientras que Arianna tiene claro que el objetivo, más allá de monetizar la iniciativa, es «extender la plataforma de publicación para los autores«.
Está claro que debemos mantener la vista sobre este tipo de iniciativas porque, si bien vivimos una (lenta) evolución de los medios y grupos de comunicación tradicionales hacia la realidad de la Red, también debemos destacar la creciente necesidad de las iniciativas nativas de este ecosistema para adaptarse al entorno empresarial, en el que no tienen más alternativa que adaptarse y sobrevivir o fenecer en el intento; y es que el fenómeno del periodismo ciudadano está más vivo que nunca, pero no debemos olvidar que en nuestra realidad socioeconómica también hay empresas.