Entre los diversos conceptos acuñados con la evolución de los nuevos medios se encuentra el del periodismo distribuido, «distributed journalism».
Dan Gillmor hablaba de él ya hace unos años y para explicarlo recurría a la analogía de un proyecto que pudiera ser dividido en pequeñas áreas de trabajo en las que de manera simultánea colaborara mucha gente, aunando así las energías y conocimientos de toda esa gente y acelerando el proceso de resolución.
Como ejemplo, Gillmor utilizaba la iniciativa de dos blogs estadounidenses que sugirieron a sus lectores dirigirse a sus respectivos congresistas y preguntarles sobre el sentido de su voto en determinado asunto del momento -de votación secreta- para publicar después los resultados de esas indagaciones, enviados a los blogs por los lectores.
Paul Bradshaw se ocupaba también del periodismo distribuido hace unos meses, en una serie de dos artículos sobre un modelo de redacción del siglo XXI (traducidos al español en Tejiendo Redes) en la que esa concepción distribuida del periodismo tendría una especial relevancia, destacando la idea de construir comunidades e interactuar con ellas.
En resumen, el periodismo distribuido, con sus propias peculiaridades, partiría de una premisa fundamental que a veces lleva a identificarlo como una variante más de lo que se ha dado también en llamar periodismo participativo o colaborativo. Se trata de sumar esfuerzos y conocimientos de diferentes orígenes, enfocados a la consecución de un mismo fin común.
Esto es lo que un grupo de medios y organizaciones estadounidenses pretende llevar a cabo con The Climate Desk, una experiencia de colaboración -que definen como un experimento de periodismo distribuido- con el objetivo de explorar el impacto del cambio climático en diferentes aspectos -humano, medioambiental, económico, político- y centralizar el caudal de información sobre ese tema para una mejor cobertura del mismo.
The Atlantic, The Center for Investigative Reporting, Grist, Mother Jones, Slate, Wired y el programa Need To Know de la PBS son los implicados en este proyecto, y así explican los beneficios que encuentran en su colaboración:
De un lado, más manos en la tarea y más canales de difusión implican que podemos hacer una mejor cobertura, sumando nuestras fuerzas y audiencias en esa labor. Por otra parte, dada la transformación de los medios, la colaboración parece formar parte del futuro del periodismo. Queremos probar un nuevo tipo de periodismo distribuido, debatiendo ideas, asignando tareas y compartiendo la cobertura. Por el momento, el proceso ya ha enriquecido nuestra comprensión del fenómeno, y esto sólo puede suponer un beneficio para nuestros lectores.
Como experimento, diferentes formas de colaboración están siendo probadas, y no se descarta la futura participación ciudadana:
Estamos experimentando con diferentes formas de colaboración. En nuestro proyecto piloto, un par de trabajos fueron asignados por consenso con la intención de presentarlos en todas las publicaciones; otros se originaron en un medio y fueron ofrecidos a los demás; y otros se presentaron sólo en los medios que los podujeron. Y podríamos crear y compartir bancos de datos, herramientas y estrategias para la participación de los lectores.
La gestión editorial corre a cargo de un grupo de periodistas de las organizaciones implicadas, que tienen su centro físico en la Foundation for National Progress, matriz de la participante Mother Jones.
Se puede seguir este proyecto también en Twitter y Facebook.