Explica Corinne Perkins -en un artículo para la Asociación de Fotógrafos de Prensa de Canadá cuyo título hemos traducido literalmente, «Who’s afraid of citizen journalism?»– que el fenómeno del periodismo ciudadano no es algo nuevo y ya existía antes de su popularización bajo ese término en el entorno de la información en la Red.
Como ejemplo de esa afirmación, cita Perkins la imagen que adjuntamos, una fotografía del Concorde en llamas, en julio de 2000, obtenida por un testigo ocasional que viajaba en otro avión, y que fue después usada por los medios para ilustrar la información sobre ese accidente.
La diferencia entre ese antes y el ahora -aclara la periodista- es la forma en que las imágenes ciudadanas llegan a las agencias y medios tradicionales. Antes era la agencia la que debía localizar al autor de la fotografía para adquirirla y poder utilizarla. Ahora, son esos fotógrafos ciudadanos los que -fundamentalmente a través de Internet- hacen llegar sus capturas a los medios.
La propia agencia Reuters -a la que Perkins pertenece-tiene una sección de su web dedicada a recibir fotos y vídeos de los ciudadanos, Your View. Un material audiovisual que, tras ser revisado para seleccionar las contribuciones más interesantes, puede ser publicado y distribuido por la agencia como cualquier otro material obtenido por profesionales, bajo unos términos de uso concretos, bien especificados en la web.
No ve Corinne Perkins en esta práctica competencia ni riesgo algunos para el periodismo tradicional:
En lugar de ver esto como una amenaza al futuro de la fotografía profesional, yo lo veo como un foro en el que ver el trabajo de las personas. Muchos de los contribuyentes en Your View son aspirantes a fotógrafos, o trabajan para publicaciones más modestas. Estos foros, ya sea Your View, iReport o Flickr, se pueden utilizar como una vía para que la comunidad fotográfica vea esos trabajos. Cuando me hice cargo de la tarea de gestionar Your View yo no esperaba ver imágenes procedentes de Corea del Norte, pero en 2007 la fotógrafa Nora Stribrna envió una serie de imágenes desde ese hermético país. Después de comunicarse con Nora, Reuters adquirió las imágenes y las distribuyó entre sus clientes. El perfil de Nora recibió un impulso con la publicación de las imágenes y continúa trabajando como fotógrafa.
Recurre la periodista a otros cuantos ejemplos similares, en los que las aportaciones de los ciudadanos resultaron de gran valor para Reuters, y que en algunos casos han derivado más tarde en una relación continuada de la agencia con los fotógrafos.
Y termina con una reflexión sobre esta última posibilidad:
Aunque la idea del periodismo ciudadano parece invadir el ámbito de la fotografía profesional, en la práctica puede ser utilizado como una herramienta para avanzar en tu carrera profesional.
A pesar de que en su artículo incide bastante Perkins en la vertiente profesional -incluyendo el fin profesional de quienes comenzaron como contribuyentes ciudadanos-, hay que destacar los ejemplos que cita, muestras inequívocas del valor informativo de esas contribuciones ciudadanas.
No pueden temer entonces al periodismo ciudadano ni las agencias o medios, que complementan con ese material sus noticias, ni mucho menos sus audiencias, que ven enriquecida la información que reciben.
¿Y los profesionales? Teniendo en cuenta que buena parte de ese material ciudadano es captado en lugares y momentos en los que no se encuentra presente un profesional, tampoco habrían de temer que afecte a su trabajo regular.
En cualquier caso, el periodismo ciudadano como complemento del profesional -o el periodismo colaborativo, algo sobre lo que ya hemos hablado aquí en algunas ocasiones- parece seguir siendo una opción solida de futuro en el nuevo panorama digital de la información.
Y no hay por qué tenerle ningún temor.
Vía | NPAC.ca