Hace unos días me encontraba con una noticia que llamaba poderosamente mi atención y me hacía pensar en aspectos de cierto alcance para el futuro de los medios. Se trataba de una información del Nieman Journalism Lab sobre la creación de una incubadora para startups de base tecnológica: el proyecto «Liberty«. Este proyecto -financiado por la Knight Foundation, puesto en marcha por Philadelphia Media Network y gestionado por Ben Franklin Technology Partners of Southeastern Pennsylvania dentro de su programa para el estímulo del potencial emprendedor- tiene como objetivo abrir las instalaciones físicas de sus medios para que sirvan de incubadora en régimen de ‘coworking‘ a una serie de startups seleccionadas que disfrutarán de unas condiciones propias de las tradicionales incubadoras empresariales.
Visto así no pasa de ser una solución más o menos inventiva para salvar la situación financiera de muchos medios de información mediante el alquiler de sus espacios físicos en desuso. Bien pensado a uno se le ocurren beneficios potenciales y oportunidades que pueden redundar en algunas innovaciones organizativas ciertamente ambiciosas unas, ingenuas por evidentes otras de ellas.
Una de las más evidentes es la que puede surgir a la hora de seleccionar a las startups que van a compartir el espacio con el medio en cuestión. La búsqueda de sinergias con los intereses del propio periódico en lo que se refiere a mejoras o innovaciones técnicas es un espacio de oportunidad: desde una redefinición del propio proceso periodístico basada en las populares metodologías ágiles para el desarrollo software que hoy se han extendido al mundo de la gestión empresarial a partir de la gestión de sistema de información en la empresa, a la externalización de ciertas tareas de desarrollo a esos nuevos «compañeros de piso», pasando por el soporte de una actividad cada vez con más peso en las redacciones modernas como es el periodismo de datos.
La iniciativa va un paso más allá de los relativamente conocidos encuentros informales en formato ‘hackday‘ que ya organizan gigantes como Boston Globe o New York Times; pero da un pasito muy importante en la dirección del «emprendizaje», del aprendizaje y el emprendimiento necesarios para afrontar un futuro del sector que se fragmenta organizativamente de la misma forma que ya lo hicieron los contenidos objeto de su negocio y los hábitos de sus usuarios y consumidores.
Es este futuro de periodistas emprendedores -que lanzan sus startups para competir con los gigantes mediáticos de otra época- el que resulta menos evidente a la luz de iniciativas como esta; si bien es el aspecto más estimulante para quien escribe estas líneas. ¿Cómo te imaginas uno de estos espacios?.
Fotografía principal: PeriodismoCiudadano.com