«Periodismo ciudadano: argumentos a favor y en contra». Una propuesta de la @aprensamadrid

El periodismo ciudadano continúa generando un apasionado debate en torno a sus defensores y detractores. Para tratar de aclarar un poco mejor este fenómeno, la revista de la Asociación de la Prensa de Madrid, “Cuadernos de Periodistas”, ha publicado el artículo: Periodismo ciudadano: argumentos a favor y en contra.

Los profesores Óscar Espiritusanto, y Gabriel Sánchez, son los encargado de ofrecer sus argumentos a favor y en contra. Según Oscar Espiritusanto, periodista, fundador de PeriodismoCiudadano.com, y profesor de periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid:

“la poca credibilidad de los medios, la democratización de las herramientas de comunicación y la popularización del uso de internet permiten a ciudadanos y profesionales generar contenido en igualdad de condiciones técnicas”. Así, los ciudadanos pueden “informar de lo que los medios no informan, ofreciendo otro punto de vista documentado sobre una misma realidad”.

Para Gabriel Sánchez, periodista, doctor en Ciencias de la Información y profesor de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid:

“el intercambio de papeles no es posible, pues si el emisor se convierte en receptor y este es el que emite el mensaje, se distorsiona por completo el panorama de la comunicación”. Porque, a diferencia del resto de los ciudadanos, el periodista tiene un “compromiso con la verdad, la diferenciación entre información y opinión, la verificación de las noticias y las normas éticas que le incumben”.

En el actual contexto de crisis de los medios, con despidos masivos en las redacciones y un modelo de negocio basado en lapublicidad que ya no funciona, es necesario «abrazar el cambio, en lugar de sentir temor», señala Espiritusanto. Como decía Albert Einstein: “En los momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento”.

Este cambio pasa por conocer las posibilidades que la tecnología y nuevas formas de comunicación ponen a nuestra disposición y que no podemos ignorar puesto que se han vuelto imprescindibles para nuestra audiencia:

Actualmente, la tecnología ofrece a la ciudadanía la posibilidad de organizarse a través de redes sociales y generar contenido para informar de lo que los medios no informan, ofreciendo así otro punto de vista documentado sobre una misma realidad.

Por su parte, Sánchez parece entender el periodismo ciudadano como un fenómeno que pretende sustituir al tradicional cuando, como apunta Espiritusanto, se trata de colaborar sin olvidar que: «el ciudadano se convierte en periodista de manera puntual ante una circunstancia concreta de especial gravedad y que, una vez finaliza esta situación, deja de informar para seguir con su vida cotidiana». Sánchez se pregunta si podríamos prescindir de los periodistas profesionales en un conflicto como el sirio al citar a:

La periodista Soledad Gallego-Díaz analizó la responsabilidad del profesional con un ejemplo esclarecedor, aunque luctuoso en las páginas del diario El País: “Si para saber lo que sucede en Homs [una de las ciudades sirias que se ha convertido en escenario de crueles enfrentamientos en la guerra civil que asola el país de Oriente Medio desde 2011] basta Twitter, Facebook o los blogs de quienes viven en la ciudad, ¿por qué fue allí y por qué murió Marie Colvin? Yo no creo que su trabajo en Homs pudiera haberse hecho mirando los tuits desde París o leyendo los blogs desde Nueva York. Colvin fue a Homs porque su testimonio era importante. Ella trabajaba con unas reglas y buscaba la verdad de los hechos. Indagaba la verdad de los hechos”[3].

En ningún caso, el periodismo ciudadano trata de sustituir al profesional sino que, destaca Espiritusanto:

Se trata de utilizar un elemento diferenciador, desde el punto de vista de quien informa. No como un elemento que se opone al ejercicio profesional, sino como individuos no profesionales que, gracias a las nuevas tecnologías, tienen la posibilidad de generar contenido informativo.

A esta afirmación, añade una serie de datos extraídos del estudio realizado en Estados Unidos sobre medios ciudadanos, según el cual:

el 82 % de los encuestados reconoce que estos proporcionan información local que no se encuentra en otros lugares, el 77 % afirma que complementan la información de los medios locales y el 74 % opina que construyen conexiones en la comunidad. Cuando se les preguntó por el impacto que estos medios habían tenido en sus comunidades, el 82 % considera que proporcionan oportunidades para el diálogo, el 61 % cree que son vigilantes de los Gobiernos locales, el 39 %, que ayudan a la comunidad a resolver problemas, el 27 %, a que crezca la participación electoral y el 17 %, a que aumente el número de candidatos que se presentan a las elecciones.

Ante estas cifras Sánchez sigue percibiendo este fenómeno con escepticismo:

 Los mensajes, las fotografías, los vídeos, las particulares apreciaciones personales de los que se dedican a ejercer el denominado periodismo ciudadano llegan a cientos de miles de usuarios, que contemplan impávidos cómo se deteriora uno de los pilares fundamentales de todo sistema democrático en régimen de libertad: la información, entendida esta como uno de los derechos de los ciudadanos, recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos que Naciones Unidas proclamó en 1948.

Lo que no debemos olvidar es que el periodismo ciudadano juega un papel especialmente relevante en aquellos regímenes totalitarios en donde los medios se convierten en portavoces del gobierno, anulando así el sentido de la libertad de prensa. En cualquier caso, es imprescible debatir sobre el tema para dar a conocer este fenómeno que parece seguir provocando tanta controversia.

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