Recién llegada a Barcelona, Olga Moya Martorell, ganadora del II Premio Periodista Ciudadano de Bottup, nos contaba sus impresiones tras viajar a Sierra Leona (África), como Enviado Especial Ciudadana. Como os contamos en su día, “La prisión de los buenos”, fue el artículo con el que Moya logró este galardón.
PC- Cual sería tu valoración de esta experiencia como Corresponsal Ciudadana de Bottup
OM– Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida, sin lugar a dudas. Cuando me presenté al concurso, no podía ni siquiera intuir todo lo que iba a representar el viaje que iba a ganar como premio. Elegí Sierra Leona porque entre esas letras de cadencia encantadora se escondían muy buenas historias susceptibles de ser contadas y, egoístamente, porque era un país al que sólo una oportunidad así podía llevarme. A Nueva York, Sudáfrica o China puedo ir de vacaciones. A Sierra Leone no. Y tenía ganas de hurgar donde muy pocos lo han hecho y contar los pormenores de un lugar que no encuentra espacio en los medios de comunicación tradicionales. Su nombre suena remotamente a pobreza, guerra civil, diamantes de sangre y niños soldado, pero muchos ni siquiera pueden situarlo en un mapa. No los culpo. La responsabilidad recae en quienes deciden que la historia de Sierra Leone no interesa y, salvo que algo muy -pero que muy- gordo suceda, la suprimen sin piedad de periódicos y telediarios. Esta experiencia me ha servido, no sólo para vivir la realidad de ese país en primera persona, sino también para darla a conocer a quienes pueda interesarles.
PC- Qué opinión te merece el periodismo ciudadano
OM– Se trata de un gran paso adelante en la democratización de la información, tanto en lo referente a la recepción como a la emisión de la misma. Con la consolidación de Internet, la información ha dejado de ser propiedad de nadie. Todas las personas que dispongan de conexión a la red, pueden subir opiniones, crónicas, reportajes, fotografías y vídeos. Tanto es así, que algunas de las noticias más importantes de los últimos tiempos se han nutrido de imágenes de ciudadanos anónimos que estaban en el lugar del suceso antes de que llegara la prensa. Es el caso del accidente de aviación sobre el río Hudson, por ejemplo, cuyas primeras imágenes de difundieron a través de Twitter. Pero la verdadera riqueza del periodismo ciudadano radica, en mi opinión, en que viene a ampliar el abanico temático sobre el que tradicionalmente se ha movido el periodismo. Los ciudadanos publican vídeos, fotografías y textos referentes a aquellas cuestiones que les preocupan e interesan, sin filtros ni manipulaciones de por medio. Además, este tipo de periodismo tiene un enorme poder para cuestionar las informaciones oficiales publicadas por otros medios. En definitiva, el periodismo ciudadano no suple al tradicional pero lo cuestiona y completa con informaciones que antes se hubieran silenciado o caído en el olvido.
PC- Qué ha sido lo mejor y lo peor de este viaje
OM- Cuando alguien vive una experiencia de estas características, lo mejor y lo peor se confunden y entremezclan con promiscuidad. La situación de esa gente te desgarra por dentro, pero también te espolea y te incita a plasmar en palabras lo que acabas de presenciar. Lo peor se acaba convirtiendo en lo mejor cuando lo cuentas y te das cuenta de que has podido hacer algo por ellos. De todos modos, lo peor, a grandes rasgos, quizás fue el día que acudí a la capital y me di cuenta de que no tenían nada. Ni industria, ni comercios medianos, ni edificios sólidos. Nada. Ninguna base sobre la que poder empezar a construir un futuro. Lo mejor, por otro lado, fue poder ser testigo privilegiado de la enorme labor que llevan a cabo organizaciones como San Juan de Dios. Ahora sé que el dinero de los donantes llega. Y que hay esperanza.
PC- Como Corresponsal Ciudadana, qué consideras que puede aportar tu visión que no ofrezca el periodismo tradicional
OM- Una perspectiva mucho más humana, fresca, sensata, alejada de los intereses políticos y económicos que vician el periodismo tradicional. Contar algo que a muchísimas personas les interesa -en mi caso la situación de Sierra Leona nueve años tras el fin de la guerra- y que, sin embargo, en las parrillas informativas habituales no tendría lugar. Hablar en el idioma de la gente y aproximarles historias a las que, de otro modo, no tendrían acceso.
PC- Cuales crees que deben ser las principales cualidades de un buen periodista ciudadano
OM- Sobre todo, la honestidad. Es un bien que escasea en los medios tradicionales y que debería marcar la gran diferencia entre nosotros y ellos. Y me incluyo en el saco de periodistas ciudadanos porque, aunque llevo años dedicándome al periodismo a nivel profesional, a menudo creo que soy demasiado honesta para seguir jugando a su juego.
PC- Qué te traes de Sierra Leona a España
OM- Me traigo recuerdos y nostalgias que voy a procurar saber canalizar. Me resisto a que todo ello caiga en saco roto. No quiero que la comodidad de mi vida en Barcelona me engulla y mi experiencia se reduzca con el tiempo a un puñado de fotos viejas en las que sustentar batallitas cuando sea mayor. Voy a colaborar difundiendo su situación siempre que pueda, además de donando una pequeña cantidad mensual a San Juan de Dios para que puedan continuar con su estupenda labor. También me he traído un dibujo de Abu –el niño Cuidam al que se le perforó la uretra– en el bolsillo. Me hizo mucha ilusión.