En 2010 la filtración de miles de cables confidenciales del Departamento de Estado convirtieron a Julian Assange y el caso Wikileaks en protagonistas de uno de los grandes escándalos de la historia de la comunicación. Mientras numerosas productoras barajan en la actualidad la posibilidad de llevar esta historia a la gran pantalla, los cineastas Michael Moore y Oliver Stone se han unido para escribir un artículo en el New York Times defendiendo al fundador de WikiLeaks, Julian Assange tras solicitar asilo político en Ecuador.
«Hemos dedicado nuestra carrera como cineastas que saben que los medios de comunicación en Estados Unidos a menudo no informan a los estadounidenses acerca de las acciones más feas de nuestro propio gobierno», escribe Michael Moore. «Por lo tanto, estamos profundamente agradecidos por los logros de WikiLeaks, y aplaudimos la decisión de Ecuador de otorgar asilo diplomático a su fundador, Julian Assange, quien ahora vive en la Embajada del Ecuador en Londres.»
Ambos directores se han hecho especialmente conocidos por contar esas «verdades incómodas» sobre la sociedad en la que vivimos y ambos conocen los problemas que este tipo de información puede acarrear, de ahí que ambos escriban sobre la gran cantidad de escándalos gubernamentales que se esconden tras los cables rebelados por Assange:
«el fundador de WikiLeaks ha puesto de manifiesto el material de archivo de «Asesinato Colateral» que muestra el presunto asesinato indiscriminado de civiles en Bagdad por un helicóptero de ataque Apache de Estados Unidos, además de mostrar los detalles sobre el verdadero rostro de las guerras en Irak y Afganistán, la connivencia de Estados Unidos con la dictadura de Yemen para ocultar nuestra responsabilidad y los ataques con bombas allí, la presión del gobierno de Obama a otras naciones para no procesar a los funcionarios de la era Bush por tortura, y mucho más».
Mientras Assange es buscado por las autoridades suecas para juzgarle por un supuesto caso de abuso sexual, afirma que Suecia lo enviará a los Estados Unidos si logran juzgarle, de ahí que Stone y Moore adviertan del peligroso precedente que sentaría si el gobierno de EE.UU. pudiese sentar cargos contra Assange por los cables filtrados por su organización.
«Si el señor Assange es extraditado a Estados Unidos, las consecuencias se sentirán durante años alrededor del mundo. El Sr. Assange no es un ciudadano americano, y ninguna de sus acciones han tenido lugar en suelo americano».
«Si Estados Unidos puede enjuiciar a un periodista en estas circunstancias, los gobiernos de Rusia o de China podrían, con la misma lógica, demandar a periodistas extranjeros en cualquier lugar de la tierra siendo extraditados por violar sus leyes. La fijación de un precedente debe preocupar profundamente a todos, admiradores de WikiLeaks o no».
El trabajo de Assange ha sido reconocido en 2011 en los Walkley Awards, algo así como los premios Pulitzer para esa profesión en Estados Unidos. Entre los ganadores de la edición 2011 se encontraba Wikileaks, galardonada en la categoría de “Contribución más destacada al periodismo” . En cualquier caso Wikileaks nos ha puesto frente a un nuevo paradigama mediático que merece la pena considerar en profundidad.