Ya hablamos aquí de cómo -al igual que en otros levantamientos populares en los últimos años- las redes y medios sociales han jugado un destacado papel en la reciente revolución tunecina.
Mucho se ha debatido también sobre esto, si la protesta online precedía y animaba a la que tenía lugar en las calles o sucedía justamente lo contrario, siendo las movilizaciones tradicionales –«offline»– las que marcaron el inicio de las revueltas. Tanto da, o debiera dar, ante acontecimientos de tamaña trascendencia. Aunque lo que sí es innegable, hoy por hoy, es que la Red es plataforma propicia para la convocatoria y planificación de acciones ciudadanas.
Pero, dejando a un lado esa polémica sobre el protagonismo concreto de unas y otras redes sociales -que al fin y al cabo son sólo diferentes vehículos para un mismo fin, diseminar la información-, en procesos de levantamiento popular en países sin plenas garantías para las libertades de prensa y expresión –como se pudo ver, por ejemplo, en las revueltas postelectorales en Irán– surge siempre otro debate en cuyo centro se encuentra la validez y legitimidad del periodismo ciudadano.
El caso de Túnez no ha sido una excepción, y Ouvertures, citando un artículo de WebManagerCenter, mantiene que en esta ocasión el periodismo ciudadano ha puesto a prueba a los medios tradicionales:
El periodismo ciudadano ha sido la punta de lanza principal de la revolución de Túnez, desde la auto-inmolación de Mohamed Bouazizi. Un mes después, mientras que los medios de comunicación oficiales mantenían su silencio, el suceso fue retransmitido por las redes sociales, principalmente, empujando a Ben Ali a huir del país. Sus reacciones, por otra parte, no hicieron sino alimentar el fuego de la revuelta en Túnez. Mientras que las redes sociales, es decir, Facebook y Twitter, se inundaban de vídeos y fotos mostrando las manifestaciones y los enfrentamientos en Sidi Bouzid y Kasserine, nuestros medios de comunicación se limitaban a decir que éstos eran incidentes aislados y que no había por qué inquietarse.
Estos hechos, dice Julien Massenet en Ouvertures, muestran la diferencia entre el sistema de medios tradicional y esa nueva realidad en la que la información se difunde por todo el mundo a través de la Red. Una realidad en la que, sostiene, se necesita definitivamente al ciudadano:
Los políticos ya no pueden decidir por sí solos, los medios de comunicación ya no pueden informar por sí solos. Y si ni los unos ni los otros se abren a esos nuevos interlocutores, serán debidamente rechazados…
Una excepción entre los medios tradicionales, señala también, fue France 24, que supo comprender la situación y desde el primer momento, cuando estalló la revolución, encontró observadores entre los ciudadanos (bloggers, estudiantes, activistas de la oposición política…) que constituían su principal fuente de información, sobre todo antes del 14 de enero de 2011, fecha de la salida del presidente Ben Ali.
Algunos de esos colaboradores intervenían en directo en las emisiones de France 24, que el 17 de febrero organizó una reunión con todos ellos para aglutinar los testimonios de sus respectivas experiencias.
La cadena francesa supo ver lo que concluye WebManagerCenter:
Estos medios de comunicación alternativos fueron el único recurso ante la falta de credibilidad de los medios oficiales. (…) El periodismo ciudadano se ha acreditado allanando el camino para el periodismo convencional, permitiéndole aprender de los errores del pasado.
Porque este protagonismo de la información ciudadana no se limita al espacio temporal de las revueltas, sino que, como apuntan, ha aportado nuevos aires al panorama mediático tunecino:
Si no se puede hablar todavía de una «nueva prensa», el periodismo ciudadano seguramente tendrá siempre su lugar como actor en el desarrollo hacia un futuro mejor de la prensa tunecina.
Una prensa tunecina que ahora se encuentra con un nuevo escenario de libertad que confiesa apreciar, pero que durante la revolución se vio superada por la labor informativa de la ciudadanía.
Vía | Ouvertures
Imágenes:
Cabecera | Captura artículo de France 24
Bandera de Túnez | Twitter de gablackburn