En el apartado de experiencias de periodismo ciudadano hiperlocal, incluido dentro de nuestro libro: “Periodismo ciudadano. Evolución positiva de la comunicación”, escrito por Oscar Espiritusanto y Paula Gonzalo, Antonio Fumero, Jacinto Lajas, Paloma LLaneza y Mariluz Congosto, hoy os acercamos la experiencia de Jorge Domínguez Larraín Fundador y CEO de la Red de Diarios Ciudadanos «Mi Voz», grupo de medios con mayor cobertura digital de Chile y pioneros en el mundo hispano en periodismo ciudadano.
Fue el martes 13 de septiembre de 2005 cuando publicamos la edición número uno de El Morrocotudo. Hito fundacional que ocurre en la ciudad de Arica y que da origen a la Red de Diarios Ciudadanos, empresa de medios participativos de mayor impacto en Chile. El objetivo de generar contenido a través de sus lectores nace a partir de dos fenómenos sociales. El primero fue la creciente y cada vez más densa cobertura de sucesos y farándula en la prensa de Chile, y en especial en las regiones donde los medios locales bombardean a la comunidad con constantes noticias negativas, cargadas de violencia y desesperanza. Entendemos que las noticias son generadoras de realidades, y que, por tanto, este tipo de información solo contribuye a construir una comunidad deprimida y con un ánimo vulnerable.
El segundo fenómeno corresponde a la irrupción de la Web 2.0, la aparición de Oh My News, el primer diario ciudadano del mundo, y la fuerte corriente bloguera que se instalaba en el país. Se vio en esto un cambio en el paradigma de la creación de medios, al permitir que millones de personas tengan «tecnologías a la mano», con lo las cuales pueden ser generadoras de contenidos en micromedios y redes sociales.
De ambos fenómenos, Diarios Ciudadanos quiere formar parte de ambos fenómenos y tiene por objetivo cambiar las conversaciones del país, apostar por un mejor ánimo en la población, hacer comunicación responsable de la realidad que construye, pero hacerlo en conjunto, con la comunidad que se ve directamente afectada. Con esta visión de trabajo nace la Red de Diarios Ciudadanos, una empresa independiente y que editorialmente posee una línea que trasciende la tradicional lógica informativa, buscando generar diálogos y agendas con temáticas que promueven una vida en comunidad más fecunda. Este fenómeno permite que los distintos actores de la realidad social de un lugar puedan dialogar en un marco abierto a distintas propuestas.
Una corresponsal asesora del hogar invitó a su patrona a escribir en el diario. Un sacerdote publica todos los lunes una columna en la que critica la política del país. Una comunidad de afrodescendientes se empodera del diario para dar a conocer su cultura. Estos son ejemplos de ciudadanos comunes que han visto en el diario un espacio para influir, ejemplos de lo que entendemos como periodismo ciudadano.
Diarios Ciudadanos hace del periodismo participativo su eje vital de trabajo. Su contenido es generado en un 60% por los integrantes de la comunidad donde se encuentra: ciudadanos que se inscriben formalmente para participar en el diario. Cada corresponsal postula su noticia o columna al diario, la cual es revisada y filtrada por un equipo de periodistas profesionales con el objeto de publicar contenido responsable y que se ajuste a la editorial del diario. Su línea editorial se estructura desde una mirada ciudadana, potenciando valores y fenómenos como la participación cívica, la democracia, nuevas tecnologías y conversaciones de futuro, además de poner en el centro la conversación que generalmente se da en los márgenes. Su vocación es ser un fiel espejo de la comunidad y un actor incidente en las conversaciones y debates sobre las diversas materias locales, nacionales y globales, siendo un puente de comunicación permanente entre ciudadanía, Estado, empresas e instituciones. Entendemos, además, que el periodismo ciudadano no pasa por el reemplazo del periodismo tradicional, sino que apunta a generar un espacio de influencia desde los intereses de cada corresponsal.
Los medios tradicionales continúan en su tarea de emisión de información, mientras que nuestros diarios ciudadanos se transforman en un termómetro de las conversaciones que se generan en las ciudades de Chile. Por ello, no utilizamos el concepto de «periodista ciudadano», sino que preferimos el de «corresponsal ciudadano». Llegamos a la definición de corresponsal ciudadano, no desde el periodismo, sino desde una mirada más social y política. Nuestro diagnóstico fue que en Chile, como en otras partes, hay un grupo dirigente a cargo del país, mientras la gran mayoría toma asiento en la galería. Nos propusimos derribar esa frontera que separa a los gobernantes de los gobernados, convocando a los ciudadanos a tener un rol más activo en la construcción de la agenda pública y en la búsqueda de soluciones para su propia comunidad. De este modo, la experiencia de Diarios Ciudadanos se ha transformado en una escuela de líderes, donde cada individuo utiliza esta plataforma para cultivar su identidad en un campo de acción mayor que el que encuentra en sus redes sociales. Surgen, así, nuevos líderes en las regiones, que abarcan distintas áreas, como son: el deporte, la salud y el emprendimiento. Entretanto, quienes ya son actores relevantes en la sociedad (políticos, dirigentes o empresarios, entre otros) convierten este espacio en un lugar de conversación con la comunidad, estableciendo diálogos que permiten fortalecer su liderazgo y mantener el contacto con quienes representan.
El padre de un niño con síndrome de Hunter se hace corresponsal del diario para salvar la vida de su hijo. Lucha que toma la comunidad y que tras dos años alcanza frutos que hoy permiten a este niño recibir el tratamiento que requiere (tratamiento que por primera vez se realiza en Chile). Una corresponsal que hace de la prevención del VIH su lucha en el diario es invitada a México a dar una conferencia como líder, y el impacto de su causa a través de medios participativos. Los corresponsales forman parte de una comunidad que se mueve y que está viva.
Con el objetivo de cultivar la identidad de las regiones y provincias de Chile, por encima de la capital, Diarios Ciudadanos ha realizado un esfuerzo de expansión a lo largo del país. Por ello, tras la fundación de El Morrocotudo, su primer proceso de expansión fue, el año 2006, en las regiones de O’Higgins con El Rancahuaso; en el Maule, con El aMaule, y en Coquimbo con El Observatodo. Desde ese año en adelante se han abierto nueve diarios más y tres revistas ciudadanas; en la actualidad trabajamos en la fundación de otros tres diarios, que permitirán dar una cobertura total en Chile.
El proceso de creación de un diario nuevo pasa primero por entender la comunidad como una esfera diversa y con intereses particulares y colectivos. Según ello, realizamos la invitación inicial para que el diario esté compuesto por representantes de todos los ámbitos que conviven en la región, con el objeto de hacer una comunidad que sea un reflejo lo más fiel posible de las conversaciones que se generan.
Entendemos cada ciudad como una comunidad viva, con dolores y esperanzas, y desde ahí rescatamos el sustrato que construye el discurso para la movilización desde el medio. Los rasgos sociales y de identidad que se tejen en cada comunidad, se reflejan en nuestros diarios, donde, por ejemplo, las expresiones culturales que se dan en torno a los cerros del puerto de Valparaíso son portada permanente en el diario El Martutino; mientras, el rescate de la cultura mapuche se escribe de manos de sus protagonistas en La oPiñón de la Araucanía.
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