El Chicago Tribune anunciaba en abril la externalización de la producción de contenidos locales para su plataforma de medios hiperlocales TribLocal. Esto suponía el despido de buena parte de los reporteros y editores de esos medios y el traspaso de sus funciones a una empresa llamada Journatic y dedicada a ofrecer contenidos periodísticos a los medios.
No ha sido el único periódico en contratar los servicios de Journatic. Entre otros, también lo han hecho el San Francisco Chronicle o el Houston Chronicle. Pero ya entonces se cuestionaban los métodos de producción periodística de esas empresas proveedoras de contenidos, con informaciones generadas por robots o algoritmos y editores escasamente retribuidos. Aunque —como publicaba Mathew Ingram— el CEO de Journatic, Brian Timpone, se defendía. Según él, muchas de las noticias locales no requieren del trabajo directo de un reportero y, aún más, empresas como la suya ayudan a producir un mejor periodismo.
Journatic se nutre en un primer término de comunicados de prensa y otras fuentes de información «oficiales» de todo tipo de organizaciones en cada comunidad (ayuntamientos, escuelas, iglesias, empresas, asociaciones…). La información así obtenida es procesada y sirve también para ir construyendo bases de datos. Finalmente, con todo ese material, los editores se encargan de construir las noticias que se ofrecerán a los medios.
Esta última fase, la de la edición, genera también críticas. Journatic tiene a esos editores en Asia, concretamente en Filipinas, en lo que se ha denominado «granjas de contenido». Dicho de otro modo, equipos de editores freelance mal pagados, que cobran por trabajo realizado. Aunque una vez más Timpone sale al paso de esas críticas, asegurando que las cantidades que se han publicado —entre 2 y 4 dólares por noticia— corresponden a «parte de la noticia», pues, según explica, el de Journatic es un proceso en el que en la elaboración de cada noticia pueden intervenir diferentes personas: «una persona puede llegar con el material de origen, otra podría escribir un párrafo o dos, otra encargarse de añadir enlaces y otra hacer algo de edición».
El caso de Ryan Smith, un empleado de Journatic que decidió contar las interioridades de la empresa, tampoco ha ayudado mucho a combatir las críticas. Smith, un periodista freelance de Chicago, optó por sacar a la luz los métodos de Journatic cuando, según confiesa, comenzó a temer por los propios medios clientes de su empresa: «Sentí como la empresa para la que trabajaba estaba acelerando la muerte de los periódicos, atrayendo a muchos miembros de la industria hacia su propio fin con la promesa de ahorros a corto plazo».
Smith empezó a trabajar en BlockShopper.com, filial de Journatic, y ya ahí comenzó a darse cuenta de que la información se sacaba a menudo de LinkedIn, la redacción era subcontratada a otros países como Filipinas y las firmas de los artículos a veces eran falsas. Pero BlockShopper era algo pequeño, y el periodista no alcanzó a ver el peligro. Fue tras su traslado a Journatic, y a la vista de la cartera de clientes de la empresa, que incluía grandes medios, cuando empezó a dudar del sistema de producción de contenidos y resolvió pasar a la acción.
Como se puede ver, son muchas las críticas que se acumulan contra Journastic y que dejan algunas dudas sobre su modelo, a pesar de que la empresa parece tener respuesta para todo. Pero más allá de este caso concreto, surge también otro debate, el de la conveniencia de la externalización en la producción de noticias locales: ¿puede alguien, desde la otra parte del mundo, contarnos lo que está pasando en nuestro barrio, en nuestra calle?
En Free Press creen que no. Para ellos «los medios de comunicación locales deben ser responsables ante las comunidades en las que operan». Una responsabilidad que implica «la contratación de periodistas que trabajen entre nosotros y caminen por las mismas calles, que tengan vínculos directos con las personas y los problemas que afectan a nuestras vidas». Y consecuentemente con esta opinión, publican un formulario de petición para que el Tribune y otros medios clientes de Journatic se replanteen la externalización en la producción de noticias locales.
¿Es la externalización, como mantiene Brian Timpone, beneficiosa para el periodismo? ¿O es por el contrario, como temía Ryan Smith y aseguran en Free Press, algo perjudicial? El debate está servido.