Al igual que ha sucedido en los países protagonistas de la primavera árabe como Túnez, Egipto o Siria, entre otros, el pueblo israelí ha encontrado en el periodismo ciudadano una herramienta con la que denunciar las violaciones contra la vida y la libertad de expresión.
B’Tselem es una organización israelí de derechos humanos que utiliza las cámaras de vídeo para denunciar la violación de los derechos fundamentales de poblaciones sometidas a regímenes especialmente represivos. Este interesante proyectos, del que ya os hemos hablado en PC, se puso en marcha en 2007 y dese entonces han repartido alrededor de 150 cámaras de vídeo entre «periodistas ciudadanos» de toda Cisjordania.
El objetivo central de esta organización, tal y como nos cuenta Reuters, es utilizar los medios sociales para llevar las violaciones de los presuntos agresores y del ejército a la luz pública. Sarit Michaeli, portavoz de B’Tselem, señala sobre su trabajo y sobre los numerosos vídeos que muestran las agresiones contra la población israelí:
«La importancia de nuestro trabajo es que nos muestran lo que se están haciendo en (Israel), en la Ribera Occidental, nuestros soldados y los órganos de nuestro gobierno».
«Los medios de comunicación sólo puede mostrar un minuto, pero cualquiera que esté interesado puede ver toda la lista de reproducción y crearse su propia opinión».
Una de las últimas grabaciones captadas por activistas y periodistas ciudadanos en la Ribera Occidental ha levantado una gran polémica entre medios de comunicación israelíes e internacionales sobre las prácticas en el territorio incautados en la guerra de 1967. 340.000 colonos judíos viven en Cisjordania alegando un derecho ancestral a la tierra y rechazando el hecho de que Naciones Unidas considera los asentamientos ilegales.
La eficacia de estos vídeos como instrumento de denuncia ha despertado la preocupación del ejercito por lo que el periódico israelí Yedioth Ahronoth denomina «la influencia del vídeo en la narrativa de los medios de comunicación».
En las manifestaciones de la Ribera Occidental, destaca Reuters, «las cámaras acompañan a las piedras y los gases lacrimógenos como un accesorio cada vez más permanente». Según Bilal Tamimi, un activista y portador de una cámara de B’Tselem en un área cerca de los asentamientos israelíes y la base militar en Cisjordania:
«Nuestro impacto es excelente si se considera que Nabi Saleh es un pueblo de menos de 600 personas».
«La gente de todo el mundo han aprendido lo que ocurre aquí a través de este medio distinto».