No es la primera vez que hablamos aquí de la Fundación de John S. y James L. Knight. La Knight Foundation está comprometida desde su creación con la innovación y la promoción de las «ideas transformadoras que promuevan la realización de un periodismo de calidad y el avance de los medios«. Esta organización es conocida fundamentalmente por la convocatoria anual de su concurso «Knight News Challenge«, que busca concentrar y enfocar la capacidad creativa y la iniciativa emprendedora en el ámbito de los medios sobre temas que supongan un verdadero «desafío» al futuro del periodismo.
Este año la convocatoria se concretará en tres desafíos distintos: el primero de ellos, dedicado a las redes, ha superado ya su primera fase, en la que se han seleccionado las 52 iniciativas que pasan a la siguiente ronda. Mientras, ya han anunciado el foco del siguiente desafío: los datos.
Razones no les faltan. Más allá de los estadísticos que esgrime la propia fundación -de IBM, Cisco o McKinsey–, ya hemos analizado en periodismociudadano.com la relevancia que ha cobrado el periodismo de datos en los últimos años, dando lugar a la proliferación de multitud de herramientas para su tratamiento y visualización, además de permear las aparentemente sólidas fronteras entre disciplinas profesionales.
New York Times hablaba de la era del ‘Big Data‘ el pasado febrero con un artículo de análisis que atraía numerosas reacciones; The Economist publicaba un especial sobre este tema en febrero de 2010; Nature lo hacía en septiembre de 2008, lo mismo que la revista Wired… Siendo así, este tema no ha pasado desapercibido para los cazadores de tendencias –apareciendo pronto en el radar de O’Reilly-, ni para las consultoras multinacionales, como PWC.
La propia definición de ‘Big Data‘ resulta intencionadamente elusiva y ambigua, mostrándose lo suficientemente flexible y maleable como para que siga manteniendo la misma vigencia que mostraba en los primeros informes de los analistas de Gartner cuando aun eran META Group, allá por 2001, y que siguen manteniendo como modelo de análisis hoy, que en las portadas más recientes de cabeceras como NYT. Más allá de lo evidente, el término hace referencia no solo al volumen y/o a la velocidad con la que crece, sino también a la complejidad de las relaciones establecidas entre la variedad de datos, recogidos en diferentes colecciones, bases de datos, etc.; cobrando una especial relevancia socioeconómica gracias a la consolidación de una serie de fenómenos y tendencias ampliamente analizadas en los últimos años en términos del desarrollo de nuestra sociedad de la información:
- La informática en la nube (Cloud Computing) ha venido para quedarse y ha conseguido que el volumen de información que los usuarios «confían» a la Red crezca más rápido que nunca. Ejemplos evidentes como Dropbox han acelerado la proliferación de servicios de almacenamiento, como Google Drive.
- La Internet de las cosas ha conseguido hacerse un nombre como tendencia de futuro, generalmente asociada a iniciativas en ámbitos como el de las Smart Cities, han descubierto un filón en forma de un universo «sensorizado» que es capaz de cuantificarlo prácticamente todo.
- El despliegue de infraestructuras de banda ancha móvil y la popularización de los dispositivos móviles inteligentes (Smartphones) han conseguido que proliferen los servicios para la captura, edición y publicación de contenidos audiovisuales en la Red.
- La popularización de las redes sociales, como realización práctica más relevante de los medios sociales para la información, la relación y la comunicación en la Web 2.0, ha provocado que la cantidad de información personal de los usuarios registrada en múltiples bases de datos se convierta en un filón nada despreciable para las empresas necesitadas de mantener su ‘punch‘ inicial: el ejemplo paradigmático más reciente es Facebook, que una vez cotizada en bolsa, ha identificado el Big Data como uno de sus grandes desafíos, junto con su expansión internacional donde la competencia o la prohibición no le permiten convertirse en «LA red social».
- Las iniciativas de Open Data, ligadas a la acción social y la transformación de ciertas políticas gubernamentales (oGov) han conseguido que la accesibilidad a ciertos conjuntos de datos de interés público dispare los proyectos destinados a mejorar su «tratabilidad» y facilitar su visualización y compartición en la Red.
Así las cosas, parece que los campos de aplicación para la iniciativa emprendedora de aquellos que quieran participar en este desafío de la Knight Foundation –cuya primera ronda se extenderá entre los días 31 de mayo y 20 de junio-, son inimaginables, porque tal y como afirmaba Danah Boyd en uno de sus artículos hace apenas un par de años, dando muestras de su habitual sentido común: «We’ve entered an era where data is cheap, but making sense of it is not«.
Imágenes | Flickr de Koen Vereeken y Matthew Nicklas